sábado, 13 de agosto de 2016

Chris Claremont (Marvel) - conferencia en Viñetas desde o Atlántico 2016

Chris Claremont, el guionista de X-Men, firma ejemplares de su obra

Chris Claremont 


Viñetas desde o Atlántico 

A Coruña 2016 


Resumen de su conferencia

El guionista Chris Claremont inició su actividad con X-Men (Patrulla-X) a mediados de los años 70, dándole un gran poder a la superheroína Jean, que se convierte en una amenaza para el Universo por su poder destructivo. Comenzó así una segunda época dorada de X-Men.


El autor firmó el viernes cientos de ejemplares de tebeos de X-Men a una larga cola de admiradores que salía del edificio del Kiosko Alfonso durante casi dos horas, todos con un ejemplar de los miticos cuatro tomos de la nueva etapa de X-Men o de los nuevos formatos modernos.


Chris Claremont dio la última charla de la 19 edición de Viñetas desde o Atlántico 2016. La sala estaba abarrotada y hubo gente que llegó de otras ciudades y se quedó fuera por falta de butacas. El autor norteamericano dio la charla en inglés, siempre en tono jocoso y plagada de anécdotas que hicieron reír y aplaudir al público. Fue auxiliado por un traductor profesional de inglés.



Chris Claremont, el segundo por la izquierda, levanta las manos

Sus inicios en el mundo del cómic

Chris Claremont era, en su juventud, un neoyorquino universitario pacifista, y con las puertas cerradas en los teatros de Broadway por la crisis, se dedicó a la escritura en el mundo editorial. Un amigo de su familia era un dibujante famoso (que ahora tiene mas de 90 años llamado Al M.) y le logro un trabajo en una revista Bill House. Pero el amigo les dijo que "no", no había ninguna manera de entrar porque no era adecuado para un joven pero lo envío a un amigo que trabajaba en el mundo del comic en una modesta editorial llamada Marvel. "Me preguntaron si me gustaban los cómics, dije que sí y me admitieron", rememora.

En la editorial Marlvel dijeron que no le podrían pagar demasiado y él dijo que era universitario y, que por ley, no podría cobrar, era un pobre diablo becario, así que lo contrataron como "un mandado, un hazlo todo, ve a por un café, contestar el teléfono, recepcionista, hacía todo lo que era necesario en la empresa de Marvel, que ocupaba un espacio más pequeño que esta sala". Dos pisos por encima estaba la empresa matriz y esas revistas que ganaban dinero (en el argot, "sudor de hombre"). "Hablamos de revistas de calidad sobre actores que dejaron de ser famosos, asesinatos de día y de noche y Marvel era lo que quedaba en el fondo del cubo de la basura porque allí no tenían respeto por nadie si no ganaba dinero", relata.



En la oficina, Claremont tenía una silla y detrás estaba la redacción  (que define como una "cuchiquera"). Había varios correctores artísticos de Marvel. Un dibujante hizo a Spiderman y "Mary hizo casi todo". Al final del pasillo estaba la zona de producción. La maquina técnica tenía un ordenador de 1,5 Kb y eso era muy rápido y los ingenieros de las cercanas oficinas de IBM buscaban hacer un disco duro de un MB, todo un reto en aquella época.

La mujer de Roy era la secretaria. Y había un director de producción de Marvel Cómics que era un gigante con mirada de dragón que daba miedo a los free-lances. Stan Lee era el único que tenía despacho propio y con intimidad para que nadie le molestase. Claremont admite que aquellos fueron los dos mejores meses de su vida hasta entonces. Durante su estancia, llegó a la redacción el primer número de X-Men y los fans criticaron al dibujante por no dibujar a chicas guapas, actitud que él reprende. Mientras él estaba allí aprovechaba para leer los cómics de Marvel y cuando llegó el último ejemplar de Sargent Fiury (que luego sería el malvado villano Scorpio) avisó a Roy porque detectó un problema de guión ya que en un consejo de guerra a Nick Fiuri, un personaje acusado, este alega que es un huérfano y Chris dije que eso podría ser un problema porque sería como criminalizar a los huérfanos (estaban muy sensibles porque tres días antes tuvieron una amenaza de bomba, aunque iba dirigida a otra revista del grupo). Llamó por teléfono a Stan Lee, que no le hizo caso y colgó, por lo que Chris optó por proponer a Roy que Lee había ordenado arreglarlo y que, quizás, una solución sería decir que el acusado era un niño adoptado. Así no tenían que modificar el dibujo, solo cambiar una palabra, una que cambió de repente la vida del personaje.

En otra anécdota, cuenta que Los Centinelas estaban ganando a X-Men y él explicó que la fuente de la mutación de los X-Men era el Sol y que para equilibrar la balanza, quizás la solución era hacer que Los Centinelas volasen hacia el sol, sugerencia que fue aceptada. Dos años más tarde vendieron la idea de que Los Centinelas volvían del sol muy cabreados y le pagaron 25 dólares por la idea. Fue cuando se dio cuenta de que podía sacar pasta.


Tiempo después, gracias a sus aportes en el guión, los personajes adquirieron una personalidad tridimensional, con sus conflictos personales. Él tenía una formación universitaria y eso ayudó.



Chris Claremont (en el centro), en su charla en Viñetas desde o Atlántico

Su etapa en un "kibbutz" y la delincuencia en Nueva York
Luego cuenta que estuvo en un "kibbutz" en Israel, una oportunidad para un joven de 19 años de Nueva York de ver mundo. Se bajo el avión en Tel Aviv en 1970 para una corta estancia pero se quedó tres meses a causa de un problema con el billete. De repente, se encontró atrapado al otro lado del mundo. Trabajo fregando suelos en una residencia de ancianos y ayudándolos en ir al aseo "pero vi una parte de la vida en la que no piensas cuando tienes esa edad".

Eran tiempos locos. Cuenta luego historias como cadete en West Point y sus líos para ligar. La primera regla es que si sales con el jefe es que él se queda con la primera cita con una chica. Nueva York era muy chungo en esa época por los yonkis, el metro daba miedo, te podrían robar y la ciudad estaba en bancarrota. Un político dijo: "caeos muertos". Todo eso acabó en su cabeza. Cuenta que, un día, viajaba dormido en un vagón de metro hacia la parte alta de la ciudad, donde el alojamiento era bueno y muy barato, y un tipo le preguntó si era un "burro" (en el argot, policía). Preguntó por qué y se dio cuenta de que asomaba un billete de 5 dólares en su propio bolsillo como si fuese un policía que pretendiese tentar a los pasajeros para robarle. Se lo guardó, inmediatamente. Todo eso le daba ideas. Tiempo después, viajó a París, le robaron la cartera y su mujer pillo al ladrón.
"Intentas escuchar las historias (difícil porque no callo la boca) y juegas a ver qué habría pasado si.... Si uno tiene rayos X, si el amigo se pone celoso, tienes preguntas que hacer y respuestas para muchos años", explica.

Un miembro del público le pregunta, se calla pensativo un largo rato y contesta: "Yes".
Le preguntan sobre su etapa de "Excalibur"

Los dibujantes de Marvel
En Marvel también hubo una fuga de dibujantes cuando la editorial empezó a amasar una fortuna y los creadores se quejaron de que, a pesar de sus valiosas aportaciones, apenas recibían más que un sueldo. Cuando Marvel logró el récord mundial de ventas de un álbum, algunos dibujantes pidieron más dinero o amenazaron con crear una compañía "donde yo [el creador] sea el propietario y me quede el dinero (así nació otra compañía Image)".

Según Claremont, en Marvel había la consigna de que no podían pagar demasiado a los dibujantes, una idea que atribuye a Stan Lee. "Debía quedar claro de que el hecho de que vendas 500.000 ejemplares de un álbum no se te debería subir a la cabeza. Por eso se fue Jimmy, después de que la editorial se negase a pagarle un vuelo a esposa a la convención de cómic de San Diego. Marvel le contestó que él ganaba mucho dinero y que podía pagarle el vuelo a su mujer. Se encoge de hombros compungido, pensando que quizás esa postura no fue la más acertada. El conflicto con los dibujantes marcó un antes y un después en su carrera.  "Me despidieron por culpa de Jim y acabé en su nueva compañía", bromeó Chris. Pasados los años, tras varias idas y venidas se quedaron sin dibujantes y dice en la sala que si hay algún dibujante que lo contrata.


Luego cuenta que regresó a Marvel como vicepresidente, un cargo muy rimbombante pero sin autoridad. El dibujante (¿o guionista?) Scott tuvo problemas con el plazo de la primera entrega y "se autodestruyó". Había dejados dos números escritos, y a partir de ahí, lo cogió Claremont. Reconoce que, entonces, X-Men "era mucho más divertido. Había escenas como el doble matrimonio del doctor Dom, que al tener una personalidad secreta, se casó dos veces con la que ya era su propia esposa en la vida real. Era más divertido que antes de que lo estropease la Fox", recuerda entre risas.

 Pasado un tiempo, escribió uno de los libros de X-Men porque le mandó el jefe y no discutió porque él tenía a unos bebés que mantener.


Luego, cuenta otra anécdota en la que tuvo que hacer de jurado en un homicidio y un tipo a su lado le dijo que conocía al acusado del colegio. Al tener hijos pequeños gemelos, no dormía bien y no se acordaba de su propio nombre ante el juez, que lo echó de la sala.


Todas esas anécdotas de la vida real las robó para usarlas en Excalibur, etc... Luego empezaron una nueva serie de Xmen con Salva y la llevaron a España. Salva hizo un trabajo "hermoso" y esa serie fue la que más le gustó "hasta que lo sacaron para dibujar "Neighborhood". 

Chris Claremont (en el centro), narra sus anécdotas en A Coruña
La etapa con Fox y Disney

Un miembro del público pregunto a Claremont qué pasaría si matan a todos los personajes de XMen y crean nuevos personajes para empezar de cero y quedarse los derechos. Chris se lo piensa y contesta que había una pequeña compañía Marvel muy feliz pero en 1988 los cinco socios decidieron venderlo todo y sondearon en el mercado y nadie tenía interés. Aunque la empresa valía 200 millones tenían deuda [menciona 80.000 dólares de deuda pero puede tratarse de un error].


No se lo vendieron a Jimmy y prefirieron colocárselo a otros por 150 millones pero unos meses después se lo habían gastado todo y no había nada que enseñar. Tuvo otro dueño que resultó ser un especulador (el típico que compra firmas, la infla y las trocea para revenderlas) y en tres años la transformó en una compañía de 4.000 millones. "Fue tres meses después de que yo volviese a trabajar con ellos y casi quiebra pero ahora es un éxito de verdad cuando se vendió Marvel a Disney y llevaron a un acuerdo con Fox para producir películas. Le dieron un informe sobre la base pero Marvel estaba en una situación desesperada y le dieron los derechos de los personajes. ¿Quién sabia que iba a venir Iroman y aplastar todo lo que había en su camino? ¿Y que Marvel iba a ser comprada por Disney? Hubo problemas entre Fox y Disney. Fox veía que Marvel vendía ejemplares gracias a sus películas y Disney veía que su Marvel no sacaba dinero del cine. Cancelaron los 4 Fantásticos pero no paraban de vender XMen y mantuvieron la serie", explica Claremont sobre sus vicisitudes entre la guerra de estas dos gigantes de la comunicación.

El mensaje social de los XMen
El público pregunta cual es su mejor dibujante y Claremont cita a Frank Miller, Jimmy y a una decena más de dibujantes, los mejores. Tuvo el privilegio de trabajar con algunos de los mejores en los últimos 40 años y tampoco puede decir cual es su mejor mutante favorito porque ha estado demasiado tiempo con ellos. "Son todos muy buenos y distintos, traen cosas únicas y personales a cada personaje. Me pregunto quién me emocionará o sorprenderá. Hay que seguir teniendo esperanza, si la suerte está contigo al final encuentras la veta de oro", dijo.

Indica que estamos en una época distinta de los EEUU de los 70 que acababan de salir de la guerra de Vietnam y los asesinatos de J. F. Kenedy, su hermano Bob y Martin Luther King y una Europa situada en medio de una URSS "con unos tipos muy feos con pistolas muy grandes. Era un mundo lleno de fronteras, monedas distintas, donde no era seguro ser gay, negro, mormón, liberal ... Estabas atemorizado pero XMen era una forma de no tener miedo, de decir qué pasa si eres diferente. Cuando el reverendo señala a Nike y le pregunta: ",¿tú a eso le llamas humano?". Y Nike era mejor  cristiano que otros y sus amigos lo apoyaban. En aquel tiempo era fácil tener miedo de gente que no habla como tú, vienen de otro lugar y cambian el país, los observamos como "el otro".  Y el "otro" está equivocado y en Xmen se dice que lo que importa es el alma , y si un personaje es capaz de echar llamas por los ojos se merece el mismo respeto que la persona que está al lado", dice emocionado.

Cuenta que una mujer amaba los XMen y ella tenía un marido pastor e hijos y en esa iglesia el marido es el jefe. Había indulgencia con que ella leyese es comic pero ahora que los niños crecían el pastor quería que su mujer leyese libros buenos y renunciase a leer XMen. Y eso le rompió el corazón  a ella y eso le dolía. "Yo la escuchaba y el escritor egocéntrico decía "sí" pero mi faceta más humana decía que esa mujer lloraba por los personajes que yo había creado pero para mí significaba tener una responsabilidad porque a tus lectores hay que tratarlos con respeto y hacer mejores historias. Lo que a él le parte el corazón es haber escrito XMen hace 40 años y me ofende cuando la gente dice a la ligera que levantemos muros y hagamos que gente inocente se marche, es normal sentir miedo pero dejar que ese miedo deniegue esa oportunidad a proteger o dar seguridad a las mujeres con niños es algo equivocado. Así que los  XMen son aquellas personas que se levantan para proteger las vidas de quienes los odian porque todos vivimos juntos y porque eso es lo que hacen los amigos. Los superhéroes no eran cuerpos perfectos en poses perfectas, es ayudar al niño que esta a tu lado y proteger a la gente que tienes detrás porque la unión hace la fuerza. Si no es que no son más que estupidas historias y mi ego es demasiado grande para soportarlo".



Sala abarrotada para la conferencia de Chris Claremont, guionista de X-Men
Personajes de X-Men
Un miembro del público pregunta sobre el giro de la historia de un personaje y Chris responde que "la vida es improvisación, el hombre hace planes y Dios se ríe, lo mejor de XMen es que tienen vida propia y algo nuevo empieza a pasar en la historia, da igual lo que planifiques y nunca sabes lo que va a pasar a continuación.  Tomar los elementos y seguir el camino, es como se crean las mejores historias, todos cedemos a la tentación".

Respecto a la pregunta sobre la muerte del personaje Fénix, se ríe asombrado.

En cuanto a Los Soberanos en DC, le fue genial y "el director firmó por primera vez un contrato tradicional en los que el derecho del creador es para él y apoyaron el libro durante tres años. La industria se vino abajo tres meses después, fue como montar una empresa en verano del 2008. el libro fue cancelado pero los personajes son míos y tengo libertad para escribir una novela o lo que sea, así habría que funcionar siempre".

Preguntas del público

Una miembro del público le pregunta con quien iría a cenar. La espectadora sugiere que ella invitaría a Cíclope y se metería en la sala del peligro con Tormenta. Él prefiere a Mística. Claremont, en tono de broma, explica que el hecho de tener que elegir un personaje para ir a cenar le llevaría a una situación en la que seguramente eso le inspiraría la creación de un nuevo XMen específicamente para tal cena. El problema para este tipo de cenas son las edades de los protagonistas, o son muy jóvenes o viejos aburridos. Ya hizo algunos cambios con personajes con las edades al pasar de 15 a 24 (Lobezno es viejo, Tormenta, todos son viejos y aburridos y los nuevos muy jóvenes) . Cuando volvió a XMen en el 2000 no le gustó que volviese a traer a un mismo personaje pero rejuvenecido porque no era lo mismo, había algo distinto que no funcionaba.

"Adoro los personajes de  XMen pero son de Marvel y Disney, puedo jugar con ellos siempre y que vosotros compréis más copias. Necesito dibujante, guión y editor. Sigues adelante porque quieres ver lo que hay detrás del horizonte, como navegar después de Cádiz y descubres China, América o el abismo pero hasta que izas las velas", recalca.

No da pistas de sus trabajos próximos.

Un lector se queja de que las reediciones son lentas en EEUU y Chris contesta que el editor decide cuando se reedita y el escritor es el ultimo en saberlo, lo mismo pasa con las películas. "Yo estoy aquí abajo y ellos arriba, lo que se publica está fuera de mi alcance", admite.

Otro lector pregunta si algún arco argumental le gustó tanto para haberla desarrollado él. Se ríe y cita Galactus, Goldfinger, Star Wars y Harry Potter. Risas del auditorio. Se decide por Galactus.

Otro aficionado pregunta qué autor le ha gustado más desde que ha dejado los personajes. "Cuando dejé los XMen no leí los libros que vinieron después porque no son mis personajes ni mi obra, es más fácil no leerlos y no tienen nada que ver conmigo", dice.

El autor añade que es un creador solitario porque "no juego bien con otros, un personaje mío es parte de mí y no acepto ideas de otros. Me han pedido que cree ideas y conceptos para que le den vida otros pero no funciona porque yo creo que lo puedo hacer mejor". Es como pedir a un dibujante que hagas los bocetos y que otro les dé vida. "En el mundo del cómic, eso se hace mucho pero el resultado es muy diferente en función del autor que lo haga. Quizás al bocetista no le importe pero muchos dibujantes y guionistas ven su trabajo como una expresión de su alma. Podemos aceptar los elogios o no pero siempre es nuestro y personal. Quién sabe si cuando mi nieto abra el baúl de los recuerdos y vea los álbumes podrá disfrutar", dice.

Un lector comenta que el cine de superhéroes le parece "comida rápida" y él contesta que "yo diseñé el menú, escribí las historias y el informe que convenció a Fox para hacer las películas, son comerciales porque eso pretendían ser, podían ser mejores pero eso ocurre con todas salvo obras maestras, XMen no es Cidadano Kane ni yo Orson Wells pero lo importante es intentarlo. Si el destino es amable, la gente que se beneficia sois todos vosotros con historias que os emocionan y que hacen que volváis a por más, esa es mi ambición, quiero proporcionaros personajes y aventuras que podáis abrazar y que sean irresistibles y si no funcionan hay que dejar pasar 30 días y lo vuelves a intentar ".

El resumen original de E.V.Pita de la conferencia de Chris Claremont en Viñetas desde o Atlántico está en:
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/chris-claremont-vinetas-desde-o.html

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Resúmenes de las conferencias (por E.V.Pita) de autores de Viñetas desde o Atlántico 2016

Chris Claremont (guionista de X-Men)
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/chris-claremont-vinetas-desde-o.html

Jorge González
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/jorge-gonzalez-vinetas-desde-o.html

Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales ("Corto Maltés", segunda etapa)
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/ruben-pellejeo-y-juan-diaz-canales.html

Daniel Torres ("La Casa")
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/daniel-torres-conferencia-de-vinetas.html

Ramón Marcos
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/ramon-marcos-conferencia-en-vinetas.html

Susana Bueno ("Vivió aquí")
http://evpitacomic.blogspot.com.es/2016/08/susana-bueno-conferencia-en-el-salon.html

viernes, 12 de agosto de 2016

Jorge González- Viñetas desde o Atlántico 2016

Jorge González (derecha), en su charla en Viñetas desde o Atlántico

Jorge González 

Conferencias de Viñetas desde o Atlántico 2016

Este dibujante argentino residente en España es uno de esos autores con los que Viñetas desde o Atlántico tenía una deuda para mostrar su arte. En este año, se prestó a venir a A Coruña y, para ello, se recorrió todo un país. Dejó aparcadas sus vacaciones de agosto, en los que no habla de comic con nadie, y rompió su ritual estival para estar presente en el salón gallego.

Jorge González inicia su charla diciendo que siempre le gustó dibujar y es una obsesión enfermiza. sobre todo cuando estás solo y lo usas como hobby. Luego vio gente que dibujaba comic y "que tenía familia y era feliz", por lo que le pareció una profesión aceptable. 
En Argentina, ser dibujante era un trabajo precario y el verdadero trabajo lo hizo en Europa sentado en un tablero. "Deja de soñar y ponte a dibujar", fue su lema. "En 1992 compraba revistas publicadas en 1984, todo el mundo alucinaba con Moebius sobre lo que dibujó una década antes. Había mucha falta de información sobre lo que se estaba haciendo, allí el mundo del cómic era todo inocente y triste. Aprendí una dura lección al llegar a Europa porque me dijeron que mi trabajo era una basura y tuve que ir a la librería de El Corte Inglés a ver qué se estaba haciendo en Europa. Tenía una gran falta de información", insiste sobre su primera etapa.

Señala que, en un mal momento personal, entró en contacto con su colega Horacio Antuna para realizar un libro, "algo que me parece mágico". "Cuando tienes algo en la cabeza, ves que puedes", añade. Antuna tenía un curioso método de trabajo: anotaba en unas hojas a la hora de su desayuno el guión con descripciones de escenas pero sin diálogos "y me lo dejaba en la mesilla y se iba. Era un método cutre pero muy divertido, me pareció un método orgánico y luego yo se lo devolvía y él pensaba qué es lo que había que escribir. Él tiene oficio y él cerraba siete opciones en una página antes de darme las anotaciones",  cuenta. 

Señala que un guionista kosovar,  que contaba su vida en un libro, le quería organizar todo su trabajo de dibujante y se pelearon durante dos meses. Al final de año y medio de colaborar juntos, el guionista le agradeció esa nueva visión que él no habría contemplado.
Miguel Anxo Prado incide en que muchos guionistas se creen que el dibujante es un "plot" y que por ahí surgen los conflictos.

González comenta que lee con atención los guiones y con el dibujo intenta que haya poco texto. Intenta saltarse el tema descriptivo.

Su técnica con lápices
Entre las novedades destaca su color, lo cromático, lo visual. Fue un autodidacta. "Lo vamos copiando y en Europa tenía como referentes a Miguel Anxo Prado. Lo pasaba por un filtro. Quería aprender a pintar y compré varios libros de pintores famosos (Van Goth, etc...) para aprender sobre el color. Trabajaba en una época sin ordenador y tenía miedo de meter la pata con los originales y dibujaba los borradores con lápiz para no equivocarme. Con el pincel sufría. Era la época de "Mendigo". Cuando trabajas feliz está bien, se trata de no pasarlo mal, hablaba solo como un tarado, estaba torturado hasta que descubrí la forma de pintar con lápiz fluido, pues era mi forma de dibujar sin miedo", afirma.

Encontrar tu voz es un mensaje que se transmite a los nuevos alumnos de la facultad de bellas artes. Pero él se opone. "Encontrar tu voz es algo ridículo, es algo que no entiendo porque venimos absorbiendo todo lo que vemos", señala.

En su trabajo consigo mismo, se dio cuenta de que podía escribir y dibujar.

Apareció una subvención para una animación y, en tono de broma, cuenta que "explotó" a cinco niños o becarios sin sueldo pero fue un poco precario y lo más durísimo el no pagar a nadie, solo los invitaba a comer y le daba algo de su propio dinero. "Trabajar uno solo está bien, pero en colectivo es más difícil porque hay que pagar", señala.

Cuenta que antes de obtener el premio FNAC pensaba abandonar el comic, entendió que su motor era hacer preguntas a través de la historieta. Empezó libros de tango, sociología hasta que hizo unas páginas y un texto de un proyecto y volcó lo que aprendió en los dos años anteriores.

"Cuando te sientas al tablero otra vez eres otra persona y dejas pasar algunos errores. O si llegaba a la página 40 y me daba cuenta de que iba mal no tenía problema en romperlo. Intento que mis libros se parezcan a mí", añade.

Planes de futuro y proyectos
"En el 2017 tengo que terminar un libro de 300 páginas que empecé hace un año y podré cambiar aquellas páginas que vea feas, por lo que se pueden cambiar. A partir de "Fueye" es permitir que surjan mis distintos yoes. No me gusta guardármelo, quiero experimentar este punto de vista narrativo, trabajando con ocurriencias y cuando descubro que tengo que hacer, busco cómo colocarlo y encajarlo. En "Fueye" tenía tiempo pero casi no borraba, estaba muy concentrado", indica.

Dice que le gustaría trabajar con los americanos porque pagan bien aunque "de superhéroes no entiendo nada, no sé dibujar una capa volando". No tiene tiempo para preparar diez páginas para presentar a los estudios americanos y que lo contraten. Ahora escribe un libro sobre su abuelo futbolista y también intenta saber qué es ser padre y a su vez hijo.

Método de trabajo
Él lo que más disfruta es lo previo, "el día que tengo que empezar a dibujar es el primer día que tengo que ir a trabajar. Me gustaría que el lector tuviese una inteligencia superior y que entendiese mis bocetos sin tener que dibujarlos", indicó.

Usa lápices y lo pinta y luego con el Photoshop lo deja arreglado. "Pintar 300 páginas como si fuese Chagall me muero. Doy anotaciones de color que le den un tono. Con Photoshop ya no tienes miedo al original, antes tenías miedo por si lo hacías mal, si se arrugaba", añade.

Trabaja en tamaños específicos en pequeño y luego lo escanea para trabajar a mayor tamaño, encontró su manera de dibujar y estar contento. Para "Ulises" trabajó con dibujos muy pequeños para hacerlos a toda prisa y luego los ampliaba para pintarlos. "Es horrible saber que el libro lo tienes en la cabeza pero que necesitas dos años de trabajo para plasmarlo en papel", confiesa.

El permanente conflicto con el lector

Miguel Anxo Prado señala que hay tensión permanente entre un autor y un público, y se produce el hecho de que hay gente que le gusta y otra que no. Prado cree que si a alguien no le gusta su trabajo "es que somos incompatibles y punto, si al lector le gusta te dá animo y si no, pues ya está".
Los intervinientes en la charla ponen como ejemplo que si todo el mundo pensase en trabajar para que le gustase a los demás jamás se habrían logrado éxitos como "Torrente, el brazo tonto de la ley", un gordo que no se lava y que hace todo tipo de tropelías. "Hay gente que intentó gustar al lector y fracasó", dicen.

Gonzalez pide respeto a los lectores porque primero deben valorar sus años de trabajo y esfuerzo y luego razonar porqué no les gusta un dibujo "porque necesito servirme de esa inteligencia".

También hay gente que habla de motivaciones que no tienen nada que ver. "Parte del disfrute pasa por no pensar en esa gente que no le gusta tu trabajo, Creo que debo dar todo de mí en ese año presente y no me he dejajo nada en el tintero", añade González.

Le apodan el "explorador de lo plástico". El dice que se divierte, no le da pereza imaginar historias pero sí ponerse a dibujar.

En su libro infantil que le encargaron unos amigos editores de Argentina, pidió a su hijo que pensase cuatro personajes cuando tenía año y medio y le ayudó con el guión. Fui anotando, le presenté un orden y lo fue dibujando.

González, a la pregunta de un miembro del público, dice que si le encargan un libro de superhéroes que no le gusta dibujar y tarda dos años y luego no le gusta a nadie y no se vende, "has perdido un partido por 2-0, por eso, al final es mejor hacer lo que te gusta porque si el libro no se vende solo pierdes 1-0".

Dice que es muy duro estar dos años con lo mismo, "tienes que hacer lo que te gusta o estar muerto de hambre para aceptar trabajar en algo que te desagrada". Cuenta que le ofrecieron pintar un story-board en China y lo rechazó porque no soportaría estar alejado cada tres meses de su familia y sentado en el tablero con tipos gritándole que dibujase escudos a los personajes. Para él, seria un ritmo y disciplina inaguantable.

En su libro "Patagonia", cuenta como se conforma ese espacio a lo largo de la historia. También acaba de dibujar "Maldit Allende" en Francia en colaboración con un periodista, una práctica nueva de colaboración entre periodistas y dibujantes que cuentan sus historias.

El 1 de septiembre, fin de sus vacaciones, le espera el inicio del dibujo "Llamarada", la historia de su abuelo futbolista. Habla de su padre, él y su hijo, habla de genética y otras cosas. Investiga el tema de la vocación. De septiembre hasta Navidad está dibujando sin parar.

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Resúmenes de las conferencias (por E.V.Pita) de autores de Viñetas desde o Atlántico 2016

Chris Claremont (guionista de X-Men)

Jorge González

Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales ("Corto Maltés", segunda etapa)

Daniel Torres ("La Casa")

Ramón Marcos

Susana Bueno ("Vivió aquí")

jueves, 11 de agosto de 2016

Ruben Pellejero y Juan Díaz Canales - conferencia en Viñetas desde o Atlántico 2016.

Rubén Pellejero (segundo por la izquierda) y Juan Díaz Canales (segundo por la derecha)

Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales

Dibujante y guionista, respectivamente, de la nueva entrega de "Corto Maltés", Bajo el Sol de medianoche (Norma Editorial)

Conferencias en Viñetas desde o Atlántico 2016 en A Coruña

Ruben Pellejero habla primero de sus trabajos en Francia. Señala que se metieron en el western y el resultado ha sido alucinante. En Francia tiene mucho  predicamento (Blueberry es el referente).
Su editor le dijo que dibujase western y por su parte le gustó el género. Su idea era no seguir lo típico pero sí conocer a los grandes maestros. Para él dibujar es divertirse y volcar su experiencia de la carrera en el dibujo. El western es realizar lo que no pudiste hacer y plasmar ambientes y jugar con otros planteamientos y tratamiento del color. Fue muy enriquecedor. Hubo una fusión que se apartaba del western tradicional. El aspecto de la luz es primordial y el western te permite jugar con eso.

En cuanto a Juan Díaz Canales, es animador y se presenta por la puerta grande como dibujante y retrata Madrid en "Como viaja el agua". Dice que los autores de cómic son masoquistas y sacan tiempo de debajo de las piedras. Se hizo cargo no solo de la historia sino de la parte gráfica de "Como viaja el agua". Dibujar era una espinita clavada. Es una historia que desarrolló después del estallido de la crisis, fue una especie de conjunción de escribir el guión de "Blacksad". Y Madrid es su entorno natural. Todos los sitios que salen en el libro son por donde pasea o tuvo experiencias vitales.

Miguel Anxo Prado se pregunta por qué no dibujó antes. Juan Díaz aclara que la animación porque el comic tiene un plus de dificultad con una página en blanco mientras que en la animación hay un equipo que te prepara los fondos y los personajes. Le bloqueaba el tener una voz propia. Tenía habilidad para dibujar pero no para crear, lo que bloquea bastante. 
Hay un desdoblamiento del personaje. 

Rubén Pellejero afirma que hay un método en el que pesa mucho lo que el dibujante le pueda aportar. El dibujante por el propio sentido de la composición de la imagen es por donde llevar el tema. Jodorosky enviaba cintas de casete con el guión.
Rubén añade que no tenía la parte del guión y el tramo final fue muy improvisado porque se dispersó mucho el trabajo de los dos (guionista y dibujante).

Los elementos mágicos estaban muy marcados por el guionista al tocar el western.

Juan Díaz introduce el elemento fantástico porque esa característica y forma de ver el mundo. Le gusta jugar con personajes, esa dialéctica con poesía o cosa inexplicable que mejora la historia que ya no es banal y le da una nueva dimensión. En su historia de Madrid mete elementos fantásticos, es un riesgo que le cuesta asumir.

Le preguntan si echó chispas contra el guionista (que era él mismo) pero él sabía que tenía que optimizar sus tiempos y racionalizar el trabajo por lo que no entregó nada fuera de plazo (risas) y la presentación de su nuevo álbum le coincidió  a su vez con la promoción de Corto Maltés, del que es guionista. Las cosas mas difíciles no fue dibujar los edificios, que le llevó más tiempo. "Tienes oficio y sabes salir del paso". indica.

Pasado su trabajo de Batman, uno de los autores dice que crear un universo gráfico es lo más difícil (encontrar un dibujo realista, o hacer el entintado, ir tomando esas decisiones y hacer un corpus grafico es lo más difícil ). 

Ruben Pelllejero añade que dibujar Batman fue un honor y ningún dibujante puede negarse, su idea era hacer algo para DC en Europa y en blanco y negro. "Para mí, dibujar es divertirte y Batman era ponérmelo en bandeja. Hay cierta inconsciencia en el ritmo de trabajar,  lo mismo que hacer Corto Maltés", señala. Juan dice que hacer Batman le pondría tan nervioso que se haría pis encima (risas).

Así se gestó la vuelta de "Corto Maltés" en "Bajo el sol de Medianoche"

Sinopsis: 1915, Corto Maltés atraviesa las vastas extensiones heladas del Gran Norte, entre Estados Unidos y Canadá. Consigo lleva un mensaje de su amigo, el célebre escritor Jack London, autor de Colmillo Blanco. La carta está destinada a un amor de juventud. A cambio de hacérsela llegar, London le promete a Corto una nueva aventura en la que está envuelto un misterioso tesoro…

Más información: http://www.normaeditorial.com/ficha/012077301/corto-maltes-bajo-el-sol-de-medianoche/

Corto Maltés es un icono y tiene muchos condicionantes. Llegó a ellos por azar. La dueña y gestora Patricia Panotti ( la colorista de Corto Maltés y poseedora de los derechos) es la que los animó. Ella conocía a Juan del certamen de Luca y decidió retomar el personaje. Llamó a Juan como guionista de Blacksad y propusieron a Ruben. Y luego se disparó toda la maquinaria.

"Aquí suena el teléfono y te dicen si quieres hacer un Corto Maltés", recordó Rubén Pellejero. Pensó que era una broma porque Maltés era un referente en su aprendizaje, fue como una unión de casualidades. En las conversaciones, se habló de si había que hacer una copia o una nueva versión. Era imposible hacer un espejo de Pratt. Esa libertad les dio animo para seguir con la vuelta del personaje.

Miguel Anxo Prado dice que solo Ruben podía haber hecho Corto Maltés, que encajaba en el autor y le daba carácter al personaje para adaptarlo y encontrar un espacio propio en un protagonista tan marcado. Pellejero añade que hizo un homenaje a Corto Maltés. "Lo único que he tenido que hacer es retomar elementos de trazos y airear en los bocetos (donde es un dibujante de línea Argentina, italiana o americana)", explicó.

Juan Díaz añade que ya había una sinopsis inicial con la que tuvieron que arrancar y que estaba ambientada sobre el año 1915 (mitad de la Primera Guerra Mundial). La acción estaba situada en el Polo Norte "donde los hombres, a pesar de la lejanía, se siguen peleando". Hubo un lapso de 20 años sin el personaje y se retomó desde la primera historia pero Pratt saltaba de un lado a otro de la cronología. Fue la posibilidad de continuar la serie lo que les animó y ya están trabajando en el siguiente tomo. No hay obligación de retomar el personaje cronológicamente y "tienes mucho espacio en blanco para jugar con él".

Miguel Anxo Prado se imagina a un comité guardián del fuego sagrado vigilando la herencia de Corto Maltés. Juan dice que ese comité existe pero trabajaron aislados de las opiniones de estas personas y solo los conocieron al salir el álbum. Uno les dijo: "Corto Maltés nunca diría mierd...". No hubo dirigismo ni siquiera de la editorial Carteman. Añade que Tintín seria mas fácil de seguir de manera mas mimética pero Corto Maltés mutaba de álbum en álbum y era imposible imitarlo porque no lo hacía ni Pratt, que lo usaba como laboratorio experimental y es inimitable y se aprovecharon de ese margen de libertad.

Rubén Pellejero afirma que "todo fue muy bien llevado para que pudiésemos trabajar". 
Una de las cosas de la técnica de Pratt era que metía un personaje y luego se lo cargaba. Juan introdujo la ironía de la obra de Pratt, el sentido del humor fino porque es una música que le suena familiar.
Juan recalca que apenas siguió como fan a nadie salvo a Corto Maltés y Asterix.

Uno de los intervinientes cuenta que Pratt decía que si una página la podía resolver en dos horas no empleaba tres y a pesar de su método lograba ser enorme. Aunque tenía fama de ser perezoso era muy resolutivo.

Rubén Pellejero añade que cuando haces una copia el aspecto anímico desaparece porque eres un copista y punto. 

Un miembro del público pregunta si a Rubén Pellejero le gustaría dibujar algo distinto de DC y este contesta que Marvel y en concreto en Lobezno. "Prefiero que los personajes anden por la calle antes que vuelen", indicó.

Miguel Anxo  Prado pregunta sobre el color (que pertenecía a la colorista Patricia) y Pellejero aclara que se planteó que hubiese dos versiones, una en color y otra en blanco y negro. No se planteó el color como aspecto definitorio y Patricia estuvo abierta a que Rubén aceptase el color que respetaba su estilo pero, tras una prueba, el color de ella destruía su dibujo y hubo que tomar una decisión. Y ella aceptó que Rubén pusiese el color. Juan añade que trabaja con libertad y eso se nota en la obra, que no es dirigida para nada.

Rubén Pellejero piensa en blanco y negro y si es en color hace los arreglos en los fondos que es donde está el color. En aquella época de los años 70 era un color discreto y sencillo.

A Rubén le propusieron en Francia hacer una edición de 13 (?). 

Juan dice que nunca tuvo problemas con los editores aunque ha oído que hay editores malos. Alguno no quiso seguir una serie y punto. Los dramas están en la vida y no en hacer tebeos.

Quieren hacer un álbum cada dos años y medio de Corto Maltés sin limite de páginas ni cronología. De una manera bastante natural se han puesto ellos mismos los límites, quisieron que el universo sea reconocible, con cuatro tiras por pagina, nada de experimentar artísticamente. Ha de ser coherente. Hay cosas que nadie te tiene que decir.

Le preguntan si la historia de Corto Maltés termina en la Guerra Civil, cuando muere el protagonista, como siempre decía Pratt. Parte de la magia de Pratt era que era ambiguo en el amor con Pandora y la muerte del personaje, por lo que eso forma parte de su leyenda. Pratt contaba que en los 60 aparecía en Chile ciego pero luego decía que en otra historia lo fusilaron. "Como lector tenía más ganas en saber las batallas en la época de plenitud que en ir directamente a su muerte en la Guerra Civil", explica el nuevo guionista Díaz.

Pellejero trabaja en varios proyectos. En Francia tiene en marcha un libro de más de 100 páginas. Y otro proyecto es una historia que transcurre en Barcelona tras la guerra civil. 

En cuanto Juan Díaz , ya terminó el guión del siguiente Corto Maltés y tiene un diptico coguionizado con Teresa Valero y que dibuja un italiano. También trabaja en dos Blacksad de dos álbumes (tomos 6 y 7) mientras avanza Pellejero y trabaja con un francés. Juan no tiene proyecto en marcha en solitario pero tiene ganas de seguir por ese camino.

Juan dice que no es un guionista lleno de ideas para descartar. Una vez que tiene la trama clara y los personajes definidos siempre tiene que haber la intuición de que las cosas funcionan y lo que va peor, no es magia sino tener montado bien el esqueleto y el oficio. 
"Un problema de tantas dudas es la falsa creencia de que tienes muchas cosas que contar que en realidad no son tal. Los personajes los conoces bien y al imaginar secuencias todos funcionan de forma coherente porque los conoces", afirma.

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Resúmenes de las conferencias (por E.V.Pita) de autores de Viñetas desde o Atlántico 2016

Chris Claremont (guionista de X-Men)
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Jorge González
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Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales ("Corto Maltés", segunda etapa)
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Daniel Torres ("La Casa")
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Ramón Marcos
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Susana Bueno ("Vivió aquí")
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miércoles, 10 de agosto de 2016

Daniel Torres - conferencia de Viñetas desde o Atlántico 2016 en A Coruña


Daniel Torres (derecha), en las charlas de Viñetas desde o Atlántico 2016


Daniel Torres - conferencia de Viñetas desde o Atlántico 2016 en A Coruña



Lo presenta Miguel Anxo Prado.

Daniel Torres, dibujante de cómic y arquitecto titulado, habla sobre su nuevo volumen "La casa" (Norma Editorial) que cuesta 50 euros (se calculaban 75) y le llevó 6 años de trabajo (tres de preparativos y otros tres de dibujo). El álbum contiene 600 páginas con 27 capítulos sobre la historia de la vivienda occidental. Es un libro, mitad cómic, mitad técnico.

El autor cumple 36 años de profesional. Hace unos años contó que tenía un proyecto sobre una casa, una historia como un núcleo habitacional. Sonaba a la enciclopedia.
"Cuando vi el resultado final, lo haya hecho, ha hecho casi 600 páginas. Es un superhéroe que empleó 6 años consagrado a este proyecto  ", dice Miguel Anxo Prado.

Daniel Torres dijo que, inicialmente, iba a ser una colección de 12 libros de 48 páginas. "Primero hablas con el editor, te da su parecer, hay una negociación amistosa... En estos seis años, se pasó de 16 a 6, de 6 a 3 , de 3 a 2 y luego uno. Mantener la unidad fue un acierto. Este libro se ha gestado en los años difíciles pues no estaban los tiempos para fidelizar al lector. Del número 1 se venden unos cuantos y luego menos, la apuesta de un solo libro era arriesgada, era un shock pero acertamos porque es una obra muy unificada. La obra tiene sentido y la primera edición se agotó en cinco semanas. La primera edición se hizo en China y la segunda en Barcelona porque no había tiempo", cuenta Torres.

Es un libro de encargo en el 2008, antes de la quiebra de Leman Brothers, y terminó en el 2014. El editor le dijo que le gustaba mucho la arquitectura y se plantearon uno. La gente joven no tiene el concepto del valor de una casa. "¿Sabemos el valor de algo tan necesario o de no tenerlo?", inquirió Torres. Tras la tragedia de los desahucios, se puso en la mesa de ese tema.

"Construí una génesis con varias multidisciplinares. Cogí información y leí libros hasta montar una biblioteca. Lo que quería es contar como en 3.000 años, la gente ha tenido que trabajar todos los días. La casa nos ha marcado, no es solo un lugar; es una idea. Cuenta lo difícil que ha sido para la humanidad vivir el día a día", señala.

Daniel Torres (derecha), en las charlas de Viñetas desde o Atlántico 2016
Añade que su libro refleja las casas vistas desde el punto de vista de quien las habita.
"Aunque las personas son mentirosas los espacios diáfanos nos dicen todo sobre ellos. La casa nos cuenta todo. Para mí era muy importante tratar a la casa como personaje (es como un drama). Cuando estamos agobiados, cambiamos la decoración y te sientes mejor es porque es parte de nosotros y donde nos sentimos realizados", explica.




Un miembro del público le preguntó porqué no incluyó un tema tan actual como los desahucios. Torres le contestó que hubo que sopesar toda la historia "y no debes dejar que las injerencias externas te la bombardeen (salen "bultos" en la historia; debes mantener tu planning de trabajo). Estuvo tres años de documentación en bocetos y textos y luego comenzó los originales. No puedes parar para meter cosas porque te venga un feeling", añadió

Su capítulo preferido es el último, el que cuenta qué va a pasar con el urbanismo, es la apertura de un tema más amplio, en el que los lectores pueden discutir si las tecnologías nos van a ayudar mejor o no.

Dice que hubiera sido muy sencillo tener un esquema unitario (diez páginas de cómic, otras diez de ilustración) pero matizó que no quiso hacerlo así porque se aburriría al tercer capítulo. De esta forma, no se repiten los esquemas de las historias y es más entretenido.

"Te tienes que documentar y hacer un esfuerzo para documentarte, para meterse dentro", añade Torres, quien admite que al final de los tres años se le hizo cuesta arriba y que acabó hasta el gorro del proyecto, metido en casa tres años para terminar el proyecto.

Miguel Anxo Prado dice que Daniel Torres formaría parte de la escuela valenciana y en plena madurez no se plantea un divertimento sino dibujar un "tocho" de 600 páginas "y por eso valoras lo que te lleva a hacerlo. Tomar una decisión de dedicar seis años de tu vida a hacer esto infunde un respeto enorme". Torres le contesta que no creía que iba a ser tanto tiempo. A él le gusta la etapa de documentarse y hacer los bocetos porque se lo pasa "en grande" pero luego hay que meter muchas horas al día para dibujar los originales y continuar. Tenía detrás el apoyo del editor.

Prado señala que ahora muchos autores tienen que dibujar al peso, cumplir proyectos, trabajar a destajo para poder pagar las facturas de la luz. En el caso de Daniel, "nunca me relajé, doy lo máximo, no engaño al lector. Cuando eres un maestro acortas tiempos y las soluciones son automáticas pero hay una cuestión de honestidad (topa con una página que necesita ver sillas de griegos y debes documentarte porque tienes mucha responsabilidad). Los lectores de 12 a 15 años leen "La Casa" porque es un libro pedagógica y además puedes pasártelo bien. El libro demuestra el poder que tiene la narración y hemos conseguido normalizar el lenguaje del comic, porque da una visión de la realidad como libros, cine... Este cómic genera preguntas y la gente quiere saber más ", señala Torres.

Prado sugiere que el comic se está adaptando por "darwinismo" puro.

Torres recuerda que hay que ser honesto como autor y trabajar el material para conseguir el máximo de calidad.
"Muchos me dicen que "La Casa" parece mi proyecto de fin de carrera de Arquitectura", bromea él mismo. "Los alumnos se quedaron flipados al saber que me llevó seis años", añade.

Miembros del público le preguntan si el personaje de Roco Vargas es él mismo y contesta: "no contestaré si no está mi psicoanalista presente, soy una fotocopia reducida de Roco Vargas, siempre se reconoce al autor detrás del personaje".

Posteriormente, Torres entra a dar detalles de "La Casa".
Insiste en que las páginas contienen muchos detalles, el lector ve el material y acepta pagar los 50 euros.
Cuenta la vida en la oscuridad de los mineros, no había colores porque los tintes eran caros y solo vestían ropas de color los señores. Los demás, solo colores naturales: blanco, negro y pardo. Toda la ropa estaba sucia porque la gente no se lavaba o no podía permitírselo. Cuenta la escalofriante diferencia entre encender ahora el interruptor de una casa y tener luz en tu propia habitación y la vida brutal de antaño en la que dormían once personas en una misma casa. Su público joven no se creía que la vida fuese tan miserable.

Añade que la arquitectura es un propio personaje, en la que sale en todos los libros.
Dice que no empieza a dibujar un original sin tener todo claro y hechos los bocetos.

El libro "La Casa" lo está leyendo gente que no es del mundo del comic, lo mismo leen monográficos sobre la historia de la arquitectura como este genero nuevo porque se pueden tratar temas técnicos (historia de la medicina) a través de personajes comunes. Esto es un indicio del buen estado de salud del medio del cómic. Su idea es hacer otro de 100 páginas pero no de la casa en Occidente y centrarse en los iglus (como casas del mundo) o casas de america o Asia.

En el IVAM de Valencia han propuesto hacer una exposición al libro "La Casa". El libro se presta a una desindización (por ejemplo, seleccionar las ventanas que salgan en la historia).

Sobre el comic infantil para niños (por ejemplo, para bibliotecas), ve mucho material. Cree que el mayor problema son las "pantallas" que comen el tiempo a los niños y le preocupa. Le gusta trabajar para niños y son lectores agradecidos. 

Miguel Anxo Prado (derecha) presentó a Torres (centro) en las charlas
Miguel Anxo Prado señala que hay componentes de sensibilidad social últimamente y el comic reacciona al entorno que otros medios no tienen. Por ejemplo, el autor de cómic Nadal cuenta la vida de un treinteañero y sus problemas y al poco su historieta ya está en la calle.










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Resúmenes de las conferencias (por E.V.Pita) de autores de Viñetas desde o Atlántico 2016

Chris Claremont (guionista de X-Men)
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Jorge González
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Rubén Pellejero y Juan Díaz Canales ("Corto Maltés", segunda etapa)
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Daniel Torres ("La Casa")
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Ramón Marcos
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Susana Bueno ("Vivió aquí")
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Ramón Marcos - conferencia en Viñetas desde o Atlantico 2016 en A Coruña



Ramón Marcos (derecha) en la conferencia de Viñetas desde o Atlántico 2016


Ramón Marcos - conferencia en Viñetas desde o Atlantico 2016 en A Coruña



Ramón Marcos 

Se ha embarcado en un proyecto en Francia para contar la Segunda Guerra Mundial. Dice que los editores franceses son muy exigentes. El guión de un cómic francés puede poner que dos personajes hablan y especificar que al fondo están unos mecánicos arreglando las orugas de un tanque ("y búscate la vida" para encontrar el modelo). Está escribiendo un álbum de 5 tomos sobre la Segunda Guerra Mundial.


El dibujante debe pasar pruebas en el mercado franco-belga, tanto del guionista y el editor.

Le han comparado con grandes autores pero él lo niega. "No dibujo como fulano, todo lo que hice fue según mi criterio y en cada época se trabaja de una manera. En algunos casos, a un dibujante le gusta primero un estilo, luego se pasa al estilo realista y más tarde me lanzo a dibujar como me sale. No me quiero comparar ni ser la décima parte de algún autor como Machu Keli", dice.
Respecto a la parte más agradecida, es cuando se ve bien el encuadre y "se entiende lo que has dibujado y lo que contó el guionista".

Los originales, pasados dos años, son devueltos la propiedad la mitad al dibujante (antiguamente no estaban digitalizados) 

Documentacion: Puedes buscar algo en fotos o Internet pero tiene una resolución baja "pero si yo tuviese acceso a buenos libros" tendría mejor documentación. 

Añade que solo se pueden conseguir los cuatro libros del patito en las librerías.

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Susana Bueno: conferencia en el salón del comic Viñetas desde o Atlántico en A Coruña (agosto, 2016)

Susana Bueno: conferencia en el salón del comic Viñetas del Atlántico en A Coruña (agosto, 2016)


La autora de los álbumes "Aquí vivió" o "Las abuelas dan el golpe" explicó que siguió a rajatabla los guiones que le entregaron los autores.
También comentó que generalmente una historia le lleva 3 meses.
Que tuvo que entregar pruebas a la editorial (dos páginas del guión dibujadas) para comprobar que su estilo era de línea clara.
La autora dijo que no tenía ningún proyecto en cartera (sí ha recibido comentarios de posibles guiones) por lo que ignora si seguirá con la línea del cómic social.
Los presentes en el salón, entre los que se encontraba Miguelanxo Prado, indicaron que "Aquí vivió" (una historia de una familia que ocupa un piso de unos desahuciados y reconstruye su historia) es posiblemente el libro más importante del año y la autora se sintió orgullosa de que un conflicto tan dramático haya quedado registrado para la memoria común de la sociedad.
Miembros del público se preguntaron si temas "duros" o "dramáticos" deberían haber sido llevados al cómic aunque la autora, por sus respuestas, cree que es un formato adecuado para contar una historia.

Respecto a "Las abuelas dan el golpe" la autora contó la anécdota de que acudió a un asilo a dar una charla y que las residentes se habían identificado con los distintos tipos de ancianas que pueblan los geriátricos y que se corresponden con los estereotipos.

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